29 may 2011
28 may 2011
16 may 2011
;D
Estás loco, chiflado, majareta,
pero te diré una cosa, las mejores personas lo están.
Dale unas pinceladas de felicidad a tu vida,
y todo irá mucho mejor.
15 may 2011
12 may 2011
Risas traicioneras
Risas traicioneras,
aparecen cuando y donde menos te lo esperas, y te hacen parecer gilipollas ha la vista de los demás
10 may 2011
;)
Era una tarde de verano en París. Tenía cita en la oficina donde trabajaba a las 6:30, y ya llegaba tarde por 5 min de retraso.
No paraba de mirar mi reloj, y camina con unas prisas increíbles. Iba con el uniforme de la carrera, y las uñas despintadas, ni siquiera me había dado tiempo a quitarme la pintura con quita-esmalte.
De repente una niña pequeña se paró ante mí, tendría unos 9 años.
Me miró y puso una cara de disgusto.
-Mírala que suerte tiene de no tener preocupaciones- me dijo mi cerebro.
-¿Cuándo fue la última vez que no te paras frente a la Torre Eiffel? ¿Cuándo fue la última vez que no observas el encanto de París? y sobre todo, ¿desde cuando no eres feliz?.- me dijo con una vocecilla muy dulce.
La miré extrañada y seguí caminando.
Pero mi cerebro no se resistió a hablarme:
-Deberías hacerle caso a esa niña.
Me paré en seco. De repente salí corriendo, entre en mi habitación, me puse un vestido que hace años que no me ponía aunque me encantase, pero estaba tan ajetreada por mi trabajo, que no me di cuenta de todas las cosas maravillosas.
No me dí cuenta de el día maravilloso que hacía. Ni que la primavera había traído a unas mariposas preciosas. Volví hacia donde estaba la niña y le dije:
-Gracias por devolverme la vista de todas las cosas hermosas.
No me preocupaba para nada mi trabajo, ni siquiera me acordaba de él. Me sentía la más afortunada del universo. Aprendí una gran lección: No porque nos hagamos mayores, nos tenemos que volver ciegos.
9 may 2011
Victoria
Ella era Victoria. Una chica dulce, muy dulce. Hacia unas magdalenas riquísimas y unos pasteles que ni te cuento. Su cabello era un poco ondulado, y su sonrisa, ¡cómo era su sonrisa!, parecía sacada del mismo cielo.
Le gustaban los gatos, su canción favorita "Smile", de McFlay. Cada noche, para verme, se ponía unos zapatos de cristal tan perfectos que parecían una obra de arte. Sus ojos eras una explosión de colores otoñales. Ella era Victoria, la chica de mis sueños.
Este relato ha sido hecho por un amigo mío, y me ha pedido que lo publicase, espero que os haya gustado.
Dime que no me quieres.
Dime que no me quieres, yo ya lo sé,
no tengas miedo de hacerme daño,
solo necesito que me lo digas tú
para poder pasar página de una vez.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)